Con sus 32 años obtuvo varios logros: fue tres veces campeona sudamericana, campeona panamericana junior, medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de 2007, ganadora del premio Konex 2010 como una de las cinco mejores atletas de la década en la Argentina y además, representó al país en los últimos cuatro Juegos Olímpicos. Jennifer Dahlgren es una mujer multifacética, porque aparte de ser la mejor lanzadora de martillo del país, en su tiempo libre pinta, teje, cocina, toca la guitarra, practica golf, judo y escribe.
Su participación en los últimos Juegos Olímpicos de Río 2016 no fue muy satisfactoria, ya que logró una marca de 63.03 metros y quedó lejos del corte clasificatorio para la final. “Río en lo personal fue un poco frustrante porque estaba para un poco más pero así es el deporte, me quedé con la sensación de arriesgar ese final que quería”, describió Jennifer en la charla con Pirámide Invertida. Y si bien de cara a los Juegos de Tokio 2020 no tiene definida su participación, aclaró: “Tengo otros proyectos en mente y quiero encontrar un equilibrio nuevo en mi vida, y ahí si replantearme si ir o no”.
Los proyectos de los que habla tienen mucho que ver con hechos del pasado. Es que más allá de ser una atleta reconocida y prestigiosa, de chica sufrió bastante. Mujer de cuerpo macizo, en la escuela padeció de bullying y reconoció que su ayuda o salvación fue el deporte. Hace un tiempo estudió literatura y vio en ella una forma de canalizar lo que piensa y lo que sintió en aquel momento de su vida. Así fue como se animó y escribió un libro para chicos entre 8 a 12 años llamado “El martillo volador” que incluye cuentos que tiene como protagonistas a deportes olímpicos, con la idea de difundir los valores de cada uno y fomentar el deporte. El primero es una autobiografía que habla de una chica grandota que sufría constantes burlas en el colegio. El libro será presentado el 28 de este mes en el Shopping Abasto.
Otro de los proyectos que lleva a cabo es dar charlas en los colegios, fomentando los valores del deporte y entrenamiento. “Charlas acerca del bullying, sobre la confianza, el autoestima y muchas otras cosas que el deporte nos ayuda y acompaña a crecer a lo largo de toda nuestra vida”, explicó la lanzadora de martillo.
Para ella no fue fácil procesarlo. Le costó y padeció mucho tanto el maltrato que recibió en su niñez y adolescencia, como amigase y sentirse conforme con su cuerpo. Por eso su objetivo no sólo es fomentar el deporte para que cada vez más niños lo practiquen, sino como ayuda para que las personas que estén pasando por la misma situación que ella vivió no sufran, hablen y salgan adelante. Jennifer aparte de dejar su marca en los lanzamientos también quiere dejar su huella en la sociedad y que se tome conciencia.
Por Florencia Galaratti y Mónica Morán