Todos conocemos o hemos escuchado hablar de La Salada. Se ubica en el partido de Lomas de Zamora, en la provincia de Buenos Aires, desde 1991. Esta feria fue y es una fuente de trabajo para todos aquellos comerciantes que tienen puestos allí y para los que se trasladan desde distintas provincias y países hacia el conurbano bonaerense, para conseguir prendas al por mayor o menor a bajo costo. Los desalojos fueron una gran problemática para los ocupantes de la zona y es un tema que no tiene fin.
Abundan en la televisión o en los periódicos las noticias sobre la gran feria La Salada, vinculada al mundo de la ilegalidad y los desalojos. Este tema no sólo preocupó y/o preocupa a los comerciantes que tienen ahí dentro su fuente de trabajo sino también a todos aquellos que viven en los alrededores. Hasta el día de hoy solamente fueron conocidos dos desalojos, con el objetivo de en relocalizar a los comerciantes en una de las tres ferias que funcionan en galpones y de manera legal, para que así se lleve a cabo el denominado «camino de sirga» y realizar el saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo.
El primer de ellos se dio en el año 2012, cuando cientos de efectivos de Gendarmería Nacional, personal de la Policía Bonaerense y funcionarios municipales acudieron acompañados de grúas, camiones, topadoras, destrozando todos los puestos vacíos. Si bien a los comerciantes no se les secuestró mercadería, realizaron una protesta en Camino Negro, a la altura del Puente La Noria; reclamaban permanecer en el lugar y no perder su única fuente de trabajo. Mientras que desde la Municipalidad explicaron que se les había advertido del desalojo.
La segunda fue en el mismo año, tras una orden dictada por el juez Federal Luis Armella, quien tomó varias denuncias realizadas en 2014 por parte de los puesteros y vecinos, quienes acusaban a las barras bravas de Los Andes, Boca y River de ostentar el manejo de los puestos ilegales y de los estacionamientos. Según pudo averiguar Pirámide Invertida, además de barras había policías involucrados en coimas y tres crímenes. Esto último se refiere a que entre los denunciados estaban los hermanos Zárate, quienes fueron asesinados.
Todo comenzó cuando en noviembre de 2014 asesinaron en Banfield a José «Lunchini» Zárate, relacionado con la barra de Boca, que se encontraba manejando su Audi A4. El apuntado por este crimen fue Gustavo Mariano «El Cejudo», de quien se cree que era socio de la víctima en el manejo de diferentes negocios y luego de su muerte «El Cejudo» se hizo cargo de la mayoría de los puestos ilegales.
En enero de 2015, en plena madrugada y con la feria en funcionamiento, murió de un tiro en la frente Pablo «El Bocón» Zárate. Sin un dueño a cargo, se generó una disputa de poder y en febrero cayó en un tiroteo Luís «Pinki» Rodríguez.
Aunque muchas personas no quieran hablar del tema, cualquiera que este dentro del mundo de la feria sabe que el universo del fútbol esta ligado a ella. A pesar de desalojos o aprietes, la feria sigue creciendo y hoy en día no sólo abarca el negocio de la ropa; quien ingrese podrá encontrar puestos de comidas, y hasta servicios de combis que trasladan desde algunos puntos determinados del país.
La Salada, por ser tan grande, se divide en cuatro ferias: Punta Mogote, Ocean, Urkupiña y De La Ribera, que se encuentra muy cercana al Riachuelo. La primera de las citadas no solamente es conocida por sus precios bajos sino también porque la famosa vedette Marixa Balli es comerciante allí dentro; hace unos años abrió su propio local de ropa, donde ella personalmente atiende a los clientes. «Se vende muy bien, estoy muy contenta porque la ropa es linda y a la gente le gusta, y me encanta La Salada, así que estoy disfrutando. La gente se sorprende cuando me ve, es muy divertido», aseguró.
La feria cuenta con una radio zonal con la frecuencia AM1300, «La Salada», y los que no tienen la posibilidad de acercase pueden ingresar a la página web: www.lasaladitaweb.com.ar, donde creando un cuenta se puede ingresar y desde ahí comprar ropa para hombre, mujer, niño; calzados y cualquier prenda en liquidación.
Por Yanina Díaz, Daniela Gamarra, Marianela González, Micaela Pérez y Micaela Romero