En su oficina ubicada sobre la calle Arzobispo Espinosa, en las instalaciones del polideportivo de Boca Juniors, Marcelo Gigante -actual entrenador del equipo masculino de vóleibol del club de la Ribera que participa de la División de Honor- junto a uno de sus ayudantes, está preparando sus materiales de trabajo (apuntes, libros de reglamentos y su computadora) para estudiar tácticas y nuevos entrenamientos para tomar en cuenta con sus dirigidos. El entrenador recibió allí a Pirámide Invertida y compartió sus conceptos y técnicas de trabajos.
- ¿Cómo empezó tu vínculo con el vóley?
- Mi vínculo con el vóley fue bastante extraño, empecé de grande, antes jugaba en la playa, en lo que ahora es Club de Amigos. Vivía en Palermo y nos juntábamos con amigos a jugar, alquilábamos la cancha, de forma amateur, y sin pensar que iba a terminar jugando al vóley. Empecé de una forma muy extraña, porque como tenía que hacerme los zapatos a medida, el gerente me dice “mi hermano es dirigente de un club, ¿por qué no te vas a probar?”. Tenía 17 años, un poco grande, comparándolo con la actualidad. Era un club de cuarta división y me presenté. Estuve una semana entrenándome, fui a ver jugar a los juveniles y no llegaban a seis, y ahí mismo me hicieron entrar y jugué. Tenía vergüenza porque no sabía jugar bien al vóley, terminó el partido, me sentí mal y me dije “o continúo bien con este tema o no juego más”. Y pasaron 30 años de ese día, así que evidentemente seguí con el tema, más de 30 años.
- ¿Qué pensás sobre la decisión de Boca de bajar al vóley de la Liga A?
- Es una decisión injusta por cómo nos veníamos moviendo los últimos 10 años y sobre todo, los últimos cinco, que estábamos muy bien en lo comercial, en la parte de equipo, de desarrollo de jugadores. No teníamos falencias graves como para bajar la actividad, ni en lo económico, ni en lo organizativo, no traíamos problema al club. Fue raro, en un momento se pensó que trayendo recursos (sponsors) de afuera esto podía continuar y no fue así: Angelici ya había tomado la decisión meses antes y la ratificó, más allá de que hubo mucha gente ayudó para tratar de que podamos continuar, por nuestra parte, luchamos hasta el final para que Boca no se baje de la Liga y no fue lo que pasó.
- ¿Te sorprendió el apoyo de los seguidores del vóley?
- Sí, tuvimos mucho apoyo. En lo personal también, mucha gente del fútbol de Boca, de gente del vóley en general, sin distinción de clubes. En las redes también, se hizo muy masivo, yo no pensé que el equipo transmitía eso. Fue muy emocionante, porque ahí me di cuenta lo que generaba, la imagen que tenían de nosotros. Aunque mi idea era esa, mis equipos tienen que transmitir, el contagio, las ganas empiezan desde adentro de la cancha, y se nota el resultado cuando la gente empieza a alentar en las tribunas, porque el equipo entrega todo. Algo que me llamó la atención fue el hashtag “Boca vóley no se baja”, y toda la repercusión que tuvo el tema y el apoyo que nos llegaba a nosotros de gran cantidad de gente.
- ¿Cómo fue tu experiencia como jugador de la Selección?
- Fue única. Escuchar el Himno Nacional de otra manera, uno se emociona, realmente sentís que estás representando mucho. Más allá de que no es un deporte tan popular como el fútbol, sentís que la camiseta pesa, y que es una oportunidad que hay que aprovechar porque no sabés cuántas veces la tenés. Tuve dos etapas: en el ’87, en el Preolímpico de Brasilia, con la camada de Hugo Conte, Waldo Kantor, Daniel Quiroga, Jon Uriarte, jugadores muy importantes con los cuales tuve la chance de compartir cancha: salimos campeones, en el ’88 no fui a Seúl, pero por suerte ganaron medalla (de bronce). Fui a los Juegos Panamericanos en Indianápolis (en 1987) y salimos cuartos y luego me nacionalicé italiano y viví siete años en Italia. La segunda etapa fue en 1997 en la que volví a jugar para Argentina y disputamos la Liga Mundial, ya con diferentes jugadores, de los más importantes, Marcos Milinkovic, Javier Weber. Cuando estás en la Selección te cambia el panorama totalmente, empezás a ver distintos jugadores, a compararte, a imitarlo en situaciones, por ejemplo tener en cuenta el tiempo de descanso de los rivales para no dar ventajas de ningún tipo.
- ¿Te sirvieron esas experiencias para transmitir mejor tus ideas como técnico?
- Sí, totalmente. Porque tuve técnicos como Daniel Castellani (en la Selección argentina) y a Daniel Nejamkin en Boca (actual director técnico de la selección chilena), que me enseñaron y me transmitieron mucho. Con los jugadores también aprendí muchísimo, son los que al final te terminan marcando cómo dirigirlos y diagramando entrenamientos, para que las dos partes se adapten a los ejercicios y los ensayos sean fructíferos. Si yo veo lo que hacía en 2005 y comparo a lo que hago hoy, al principio era un desastre.
- ¿Cómo seguís vinculado al vóley?
- Desde el año pasado empecé a hacer charlas virtuales con clubes del interior, quienes no tienen posibilidad de acercarse hasta Buenos Aires. Son cuatro o cinco charlas por mes, después se van a hacer más masivo. También hago clínicas, en todo el país, difundiendo y capacitándome y ayudando a que otras personas sean profesionales.
- ¿Cuál es tu meta?
- Mi meta principal sería ayudar en la Selección, trabajar desde inferiores, colaborar con el desarrollo de juveniles, buscar más chicos de otros lugares para que puedan llegar.
- ¿Notás que el vóley se está desarrollando más en el interior?
- Sí, hay muchos clubes pequeños todavía pero con muchos grupos de chicos que van a practicar el deporte y tienen un gimnasio todo preparado y te enterás el esfuerzo grupal que hay, donde todas las familias colaboran juntando plata, haciendo rifas y vendiendo, y también hay lugares clásicos, como Córdoba, en los que siempre hay mucho interés. Creo que se está masificando gracias a los entrenadores, que van viajando por diferentes ciudades o se radican y empiezan difundiendo el deporte. Se está corrigiendo la falta de capacitación, que esa es la base principal para el crecimiento.
Por último, con respecto al actual técnico de la Selección Argentina, Julio Velasco, explicó que “hay que exprimirlo mucho, porque es una persona que sabe mucho, vive el vóley como nadie. Aprovecha todos los momentos para pensar en estrategias, en datos, busca vídeos. Lo conocí personalmente y te das cuenta que es muy simple. Es abierto, es importante el día a día, se nota que sabe. Es bastante simple en sus conceptos, en su dialéctica. Facilita las cosas y se dedica plenamente a la Selección”.
Entrevista realizada por: Yamila Domínguez y María Florencia Paz
Segundo B. Turno mañana.