Myriam Alejandra Bianchi, apodada “Gilda”, fue una cantante y compositora del ámbito de la cumbia y la música tropical. A 20 años de su muerte, se estrenó la película sobre su vida.
Myriam Alejandra Bianchi nació el 11 de Octubre de 1961 en Villa Paranacito, Entre Ríos. Luego se mudó con su familia a Villa Devoto, el barrio que la vio crecer. Una piedra se le puso en el camino, con tan solo 16 años perdió a su padre, una pérdida difícil en su vida; él fue el impulsor de ella como música, quien le enseñó a tocar la guitarra y la apoyaba, a diferencia de la madre, con su sueño de ser cantante. Desde entonces tuvo que hacerse cargo del hogar junto a su madre aportando desde su profesión de maestra jardinera.
Más allá de toda su infortunada suerte, siempre decía “me falta algo en la vida”. Sin dudas, era ir tras su sueño. Fue entonces cuando decidió presentarse -vale destacar, sin el apoyo de su madre, sus hijos y hasta incluso de su marido, pero sí con el de sus tíos- a una entrevista que buscaba cantante para una banda. Con la música empieza a escribirse una nueva historia en su vida, en un mundo diferente que no le resultaría nada fácil, y donde le costaba concretar shows. A su lado siempre contó, a partir de aquella entrevista, con Juan Carlos “Toti” Giménez (compositor y tecladista) quien terminó siendo clave para que Gilda pudiera avanzar hasta llegar a ser solista. En 1992 grabó su primer disco llamado De corazón a corazón al que lo sucederían otros cinco, logrando uno por año excepto en 1995 que produjo dos ediciones Pasito a pasito y Corazón valiente.
Algo trágico sucedería el 7 de septiembre de 1996, el micro en el cual viajaba Gilda, su madre, sus hijos e integrantes de la banda, chocó contra un camión en el kilómetro 129 de la ruta 12, camino a Chajarí. Fabricio, el hijo, y “Toti” Giménez fueron los únicos sobrevivientes del fatal accidente. Hoy en día, en ese lugar, se realizó en homenaje a ella, un santuario donde se agradecen los milagros que se le atribuyen.
A pesar de su grandes problemas personales, como la pérdida de su padre, la no cooperación de su marido -que hasta incluso se vio afectado a un ACV- , la tardía confianza y apoyo de su madre, Gilda logró llegar al éxito con un gran carisma y mucha humildad. Un éxito que, luego de 20 años, sigue repercutiendo por todas partes, y no solo en un bar o boliche, sino que su ritmo, que hace bailar a todos, les pone color a las canchas del fútbol argentino también.
El pasado 15 de Septiembre se estrenó la película llamada “Gilda. No me arrepiento de este amor”. Con Lorena Muñoz a la cabeza del film, y Natalia Oreiro como su actriz principal, se puede ver, desde un punto de vista amoroso, la vida de una humilde maestra jardinera y la ídola arriba y abajo del escenario, con el foco puesto en las batallas diarias para llegar al salón de la fama.
Por Juan Pelichia