“El Colón tiene un defecto: es perfecto”, fueron las palabras que Plácido Domingo utilizó cuando cantó en el reconocido teatro porteño. Esta anécdota la contaba Matías, uno de los guías durante el recorrido interno del edificio mientras hacía su introducción. Estas visitas guiadas se realizan todos los días de lunes a jueves de 9 a 17 horas con un costo de $90 presentando el DNI; sin embargo, muchos aún no han podido entrar a observar la imponente araña en la sala principal. Matías explicaba que el Colón es considerado uno de los mejores teatros del mundo por su acústica que resuena desde la platea hasta el paraíso con claridad. Con total seguridad afirma: “No tiene nada que envidiar a nivel estructural ni de programación a otros teatros de su talla a nivel mundial”.
Aclara también que aunque el teatro emblema de Buenos Aires fue inaugurado el 25 de mayo de 1908 con la ópera Aida, de Giuseppe Verdi, anteriormente ya funcionaba en otra ubicación hasta que el Gobierno decidió ocupar esos terrenos. El antiguo Colón, que funcionó entre 1857 y 1888, se encontraba en la manzana que ocupa hoy el Banco Nación, frente a la Plaza de Mayo. Mientras mostraba los distintos mármoles que fueron traídos desde Italia y Portugal y señalaba los distintos retoques que se hicieron para los 100 años a fin de conservar su belleza, Matías explicaba que en la construcción del nuevo edificio participaron 3 arquitectos durante 20 años. “¿Y qué hay del mármol de la parte de arriba de la pared?” preguntó una señora con acento extranjero, a lo que el guía respondió que para que semejante edificio no fuera una heladera con el frío se había instalado una imitación de mármol en la pared para que el clima de adentro sea agradable para los visitantes.
Al subir la escalinata de entrada se llega a la Galería de los Bustos, donde puede encontrarse con diez puertas cada una con el rostro esculpido de los más grandes compositores: Mozart, Bellini, Beethoven, Verdi o Wagner. Siguiendo un poco el camino una imponente luminaria al fondo transporta al visitante al Salón Dorado, un cuarto con claras características francesas: las arañas que cuelgan del cielo iluminando con sus más de 300 focos, los espejos de las paredes para dar la sensación que es infinito y las pinturas de ángeles en el techo. Matías describía todas estas características al mismo momento en que los visitantes sacaban fotos con sus celulares, y pedía: “Revisen con frecuencia nuestro Facebook porque en este Salón normalmente se hacen eventos gratuitos a los que se accede por orden de llegada y son oportunidades que no quieren dejar pasar.”
El recorrido visual repleto de detalles inigualables sumado a las curiosidades que mencionaba el guía ya hacían del paseo algo único, pero faltaba el “Aula Magna” del Teatro, en donde han actuado cantantes de la talla de Enrico Caruso, Claudia Muzio o Maria Callas y bailarines como Vaslav Nijinski, Margot Fonteyn o Maia Plisetskaia. Había un ensayo para una presentación de Tango, que se haría a la noche, así que se pudo ver desde el balcón principal todo el esplendor del Salón Principal. Con la música de fondo se podía apreciar la forma de herradura del Teatro con la cúpula y su pequeño pasaje para que los músicos puedan subir hasta la cima y así realizar efectos especiales que sirvan para complementar una obra. Este detalle es uno de los tantos datos curiosos que Matías compartió, sumado a que en la Cazuela solo se permiten mujeres y en la Tertulia solo hombres, y que debajo de los palcos laterales se encuentran unos barrotes dentro de los cuales se sentaban las viudas para que pudieran asistir al teatro aun mientras atravesaban el duelo.
Actualmente, el Colón presenta la obra de Ballet Onieguin, con música de Tchaikovski, coreografía de John Cranko y con Marianela Núñez como bailarina invitada, y en octubre vuelve la ópera, con Macbeth. Esta magnitud de obras hacen que el teatro Colón sea un centro de referencia para la ópera, la danza y la música académica en todo el mundo y lo convierte en un orgullo de la cultura argentina.