La Universidad de Buenos Aires es una de las más prestigiosas de Iberoamérica y la más reconocida del país. Cristina Girotti, abogada recibida en esta casa de estudios y docente en las facultades de Derecho, Ciencias Económicas y Ciencias Sociales, opinó sobre la actualidad de la institución. Además, brindó su parecer sobre el proyecto de reforma electoral, del que participó como asesora.
-La UBA se ubicó como la mejor universidad latinoamericana en el ranking QS. ¿Qué opinión tiene al respecto?
-No conozco el resto, pero lo que te diría es que la UBA es la única universidad argentina que cotiza en el mundo académico. Es un capital que creo que habría que valorar y cuidar. No tanto de la universidad en sí, que es un ente, sino de los alumnos y de los profesores y de los directivos. El que más va a aprovechar ese capital es el alumno que se recibe.
-¿No cree que también es un capital de la sociedad argentina?
-Sí, pero eso es más abstracto. Creo que sí, pero es menos tangible. La sociedad… ¿qué puede aprovechar de eso? Donde se ve concretamente es en el egresado de la universidad y en el profesional que va a trabajar y que sabe que tiene un título con valor agregado.
-¿Qué aspecto cree que se debería mejorar dentro de la Universidad?
-Hay aspectos organizativos… aspectos económicos. Y en cuanto a lo académico, yo creo que debería ser tal vez más tolerante y más abierta, pese a que quizá sea la más tolerante y abierta de Argentina. Creo que una Universidad es eso. Es un universo, y tiene ser universal, en el sentido de dar lugar a todo tipo de conocimiento, a todo tipo de idea, a todo tipo de postura. Y que de esa tolerancia y de ese intercambio es de donde nace realmente el buen nivel universitario.
-Usted también forma parte de la junta de la carrera de Ciencia Política. ¿Cree que hace falta una reforma en el plan de estudios, ya que hace varios años que no la tiene?
-La verdad es que si te contesto, te contesto por los demás. Los demás sostienen que sí. A mí me gustaría, pero que a mí me guste no significa que sea necesaria. Yo no soy politóloga, esa es una incumbencia de los politólogos.
-Bueno, pero forma parte de la junta de la carrera…
-Sí, sí. Pero eso es una incumbencia que debería determinar el perfil del egresado, el perfil de la carrera, y es algo que les corresponde a los politólogos. Yo puedo hacer aportes desde lo metodológico o desde otras miradas… Pienso que sí, no estaría mal una reforma, pero es una opinión personal. No podría decir que es necesaria.
-Participó del proyecto de ley de la reforma electoral. La paridad de género que se plantea, ¿propone una mujer por cada hombre, en orden?
-Sí, uno y una, alternados.
-En la actualidad hay menos del 40% de participación femenina. ¿Qué es lo que se busca, precisamente?
-Lo que se está proponiendo, al igual que en la ley actual, es la paridad 1-1 en las listas. Hubo alguna propuesta para que esa paridad se mantuviera a la hora de acceder a las bancas. O sea que en el caso de que renunciara una mujer, necesariamente esa banca debiera ser ocupada por una mujer, pero parece no encontrar consenso. Me parece interesante; las mujeres somos mayoría en el padrón electoral, y hay una mirada enriquecedora a partir de ellas en la política.
-En la reforma se propone que en las PASO no haya candidato a vicepresidente. ¿Con qué intención se hace?
-Bueno, nuestro sistema partidario es muy complejo y muy dividido. Para conseguir mayorías presidenciales hacen falta importantes consensos. La idea es generar alguna flexibilidad que los facilite. En la Constitución dice que tiene que ser votada la fórmula (presidente y vicepresidente) y eso ya implica cierta rigidez, pero se agrava con las PASO. Tenemos un sistema como no encontré en el mundo. En general, ninguno es tan rígido y tan amplio como el nuestro. En Estados Unidos y en Uruguay, por ejemplo, al vicepresidente lo designa el partido. No hay un sistema en donde haya primaria obligatoria para las agrupaciones, para todos los cargos políticos y para el elector. Esto rigidiza mucho en un sistema muy fragmentado, y no sé si es lo mejor. Se intenta dar un tipo de flexibilidad de manera que, si bien después de las PASO no se puede hacer alianzas políticas, por lo menos se pueda generar consensos a través de la figura del vicepresidente.
-¿La implementación de la tecnología puede disminuir la proporción de fraude en las elecciones o bastaría sólo con la boleta única de papel, implementada por ejemplo en Santa Fe?
-No hay encuestas hechas, con lo cual te puedo decir que en Córdoba, por ejemplo, aumentó el voto en blanco o nulo porque la gente se equivoca al marcar las crucecitas. En Santa Fe se ha fragmentado el sistema político enormemente. Lo que tiene esta boleta única a papel a nivel nacional, es esta complejidad, es tan amplia la estructura de partidos y agrupaciones que va a estar llena de errores, no tengo ninguna duda. Pensá en una boleta única de papel en Provincia de Buenos Aires, si hago la boleta sólo por categoría, me da un tamaño de aproximadamente 80×80 cm, el elector se vuelve loco y es muy fácil que se equivoque; ahora si yo hago una boleta completa, me da como tamaño una pared de 4×4 metros… es imposible. Por categoría sí sería posible, pero terriblemente confuso. No me pronunciaría por un sistema. El electrónico, si bien agiliza mucho en cuanto al escrutinio, también tiene sus problemas.
-En el caso de los diputados, la reforma planea un incremento de bancas. ¿No le daría demasiado poder a Buenos Aires, que ya tiene bastante?
-Hay algo que para mí, profesora de Derecho Constitucional, es incontrastable. La Constitución dice que hay que adecuar la base, sobre la que se calcula la cantidad de habitantes por distrito, a cada censo electoral, pudiendo aumentarse pero no disminuirse. Originalmente la Constitución dice 33.000, pero en la práctica hoy en día es 166.000. Esta tarea de modificar la base respecto al último censo de 2010, no se ha hecho, es algo pendiente que ordena la Constitución y hay que cumplirlo. Por lo que si la provincia de Buenos Aires aumenta su población, tendrá más diputados, efectivamente.
-Y la posibilidad de dividir la provincia, como distrito electoral, ¿es factible? ¿Le otorgaría demasiado al conurbano y muy poco al interior de la provincia?
-¿Elegir los diputados por circunscripciones electorales? Es difícil, la Constitución manifiesta que cada provincia funciona como distrito electoral; para determinar si ese distrito es divisible o subdivisible habría que hacer un nuevo planteo constitucional. Lo que generaría grandes problemas políticos.
Por Yannick Iván Zaputovich y Leonel Pedrozo