Al día de hoy nos enfrentamos a una problemática social protagonizada por los denominados «Manteros», quienes se dedican a la alteración de marcas, falsificación de prendas, entre otras cosas, y lo trasladan a la venta ilegal en los espacios públicos de la Ciudad de Buenos Aires. Una ciudad que se ve irrumpida por el negocio callejero ilícito, el cual crece día a día y aparenta no tener límites. No obstante, esta problemática ya parece común para la mayoría de los ciudadanos. Al contrario de lo que ocurre con los vendedores, que cada jornada al levantar las persianas de sus negocios habilitados se encuentran con la ocupación no sólo en las veredas sino también en las calles de cientos de personas que venden productos similares a un precio menor pero de manera ilícita. En una charla con uno de los comerciantes se reflejaba este problema, que se extiende a muchos barrios.
-¿Cuál es su opinión sobre los manteros?
-Pienso que tienen todo el derecho de vender porque hay gente que no puede pagar un alquiler y por eso vende en la calle, y hay otras que sí pueden hacerlo pero prefieren vender en la calle para no pagar nada. Ocupan toda la vereda y siempre está sucia; además, al no pagar impuestos tienen una diversidad de precios y productos, por eso las personas prefieren comprarles a ellos.
-¿Están en contra de esta venta ilegal sobre las calles?
– No. No lo estamos porque hay personas que lo hacen porque no tienen otros recursos, pero ponen en peligro nuestra fuente de trabajo.
-¿Cuál cree que sería la solución para esta problemática?
-Reacomodar a esta gente en otro sitio donde no puedan ser molestia para nadie. Que se trasladen a una galería, un galpón o una manzana exclusivamente para ellos, para la gente a la que le gusta comprarles, y ellos no pierdan su trabajo.
-¿Durante el último tiempo aumentó la cantidad?
– Sí. Cada vez son más, antes en días de lluvia las veredas se encontraban vacías, ahora los días de lluvia vienen preparados con plásticos, pilotos, paraguas y en épocas de fiestas el lugar es intransitable.
-¿Cuándo cree que la venta ilegal aumenta más?
-Mayormente cuando el país entra en crisis, ya que la gente no duda en comprar mercadería más barata.
–Algunos comercios de la zona cerraron. ¿Por qué motivos?
-Muchos cerraron por precaución, ya que muchas veces se enfrentaron los manteros con la policía y otros reciben amenazas.
-¿Debería el Gobierno tomar más recaudos y tener más control sobre los manteros?
-Sí, nosotros siempre hacemos protestas, nos acercamos a todos los ministerios para que nos den una solución, pero no recibimos ninguna. Las mafias son las que dominan la zona.
–Con respecto a la «mafia», ¿qué nos puede contar?
-Son aproximadamente entre 5 y 6 personas que no todos le abonan al mismo policía, ya que pagan por «seguridad» y no llega la misma información de cada allanamiento a todas las personas. Depende del lugar que ocupen en la vereda es el precio que deben abonar por día; ése es el «alquiler» que pagan. Además hay lugares que son alquilados por una persona pero tienen un empleado que se encarga de estar al frente del puesto. Estas personas saben en qué deposito guardan la mercadería que venden -por lo general queda a 3 cuadras a la redonda del lugar donde venden-, cuánto pagan por guardar sus cosas y quién es el encargado de llevar la mercadería a vender por los empleados.
Por Yanina Diaz, Daniela Gamarra, Micaela Pérez y Micaela Romero.