Quizá parezca irónico, pero una de las personas que más puede contribuir al entendimiento de la situación actual del país, no sólo no nació en este costado del Río de La Plata, sino que falleció hace más de un año.
Hace pocas semanas, la U.C.A. dio a conocer un informe sobre la pobreza en Argentina, el cual marca un crecimiento con respecto al año anterior. Rápidamente, el hecho tomó gran repercusión mediática, y, aunque las opiniones eran variadas, la manera de abordar el tema fue la misma en todos los medios de comunicación.
Ávidos de rating y de poder, los diferentes programas incursionaron en el tema como lo hacen con cualquier otro, algunos culparon a la anterior, y otros al actual. Sin embargo, generar un debate sobre el tema es lógico y necesario, claro, pero el abundante manoseo informativo, sumado a una exposición de los hechos muchas veces grosera e impulsadora de odio, genera, en quienes no caen en el embudo, rechazo e incluso falta de interés momentánea.
Curioso por entender un poco más el origen de esa pobreza, y resignado a encontrar un nuevo conocimiento sobre esto en la tele, la radio o los diarios -ya que todos se ocupan en ensañar al contrario a su dueño- comencé una lectura que, prejuzgaba, iba a responder muchos interrogantes. Y no me equivoqué.
Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, sirve como elemento clave para entender el porqué del principio de la pobreza, no sólo en Argentina sino también en el resto de Latinoamérica. Devela las distintas razones que forzaron, en un principio, la desigualdad de las riquezas. La cual nace, irónicamente, cuando el continente se vuelve pobre.
Nos dirige hacia una mirada más profunda y retrospectiva sobre una parte de la historia de nuestro continente, aquella en la que se produjeron los cambios que lo llevaron al lugar que hoy ocupa en el mercado internacional. Muestra, el libro, como es que dentro de países que se vuelven pobres, no todos sufren las penas de la pobreza.
Por último, pero no menos importante, es una espectacular vía de escape a la abrumadora presentación del tema que propone el periodismo actual.
Para explicar lo contado en el libro, es mejor ubicar los hechos en una línea de tiempo real, ya que en el relato no se encuentran en perfecto orden cronológico.
Las primeras historias, entonces, nos regalan una inyección de realidad sobre la expansión europea en nuestro continente. Estos relatos desenmascaran tanto a las diferentes coronas como a la iglesia católica, ya que hacen lucir las verdaderas intenciones de la conquista de América, además de las formas poco amistosas en las que fue efectuada. A partir de allí, la esclavitud del pueblo latinoamericano cobra total sentido común.
La continua instalación de los virreinatos no hace más que acrecentar y ponerle una estructura sólida a este dominio político y económico. Esto, no sólo trajo consigo miserias para la población, sino que el medio ambiente latino también comenzó a sufrir las consecuencias de este proceso gracias al cual hoy somos una sociedad civilizada. Las minas de Perú quedaron vacías debido a la ambición por el oro, la plata y los minerales. Con ellas se fueron, también, muchísimas vidas. La rapidez para dar retoños de caña de azúcar fue la condena de kilómetros y kilómetros de tierra en el nordeste de Brasil, la costa de Perú y gran parte de América Central. Además de otros ejemplos.
La historia sigue y se introduce en el siglo XIX. Con él, llegan las independencias de los países latinoamericanos. Sin embargo, antes de emerger del dominio español o portugués, los países ya se encontraban dominados por otra potencia europea. En esta parte, Galeano exhibe el comienzo del dominio de Gran Bretaña. Dominio que, a diferencia del anterior, si bien prevaleció por el lado de la diplomacia entre los europeos y los americanos, promovió guerras entre los países vecinos para su conveniencia. Aquí comienza a desarrollarse con mucha más libertad la dispar distribución de las riquezas en los países pobres.
La última parte de la historia contada por Galeano incursiona en el accionar de los Estados Unidos para consolidar el capitalismo en toda América Latina, y la actualidad del continente en el momento de su lanzamiento, a fines del año 1970. Además, en las ediciones nuevas del libro se aprecia un apartado llamado “Siete años después”, en donde expone la influencia estadounidense en los golpes de estado sufridos en Sudamérica durante la década de los 70.
La lectura de este libro dispara una extensa variedad de formas de entender la historia. Sin embargo, la principal enseñanza que deja Las Venas…, cualquiera sea la posición que adopte el lector, es la de pensar los hechos, no como algo casual, sino como causalidades de la historia, incluso de acciones sumamente remotas en el tiempo. Esta relación, no debe pensarse como mera particularidad de un país o un continente. Los actos ocurridos en una parte del mundo, pueden trascender en el hemisferio opuesto.
Finalmente, logra penetrar en las maneras de ver de las cosas -hace ir más allá de su último condicionante- y abre un extenso abanico de causales de estas. Invita, en definitiva, a realizar una retrospección en las formas de entender la realidad.
Por Ignacio Garay