Actualmente, tanto en nuestro país como en el resto del mundo, nos encontramos viviendo hechos relacionados con el cambio climático que no sucedían frecuentemente, consecuencia del calentamiento global.
Con el transcurrir de los años, la preocupación por el comportamiento del planeta es cada vez mayor ya que se estima que, en un futuro no muy lejano, los eventos de la naturaleza se van a volver más extremos y furiosos. Con el aumento de temperaturas se produjeron varios cambios en el mundo como mayores precipitaciones, temperaturas muy elevadas en épocas en las que no tendría que hacer mucho calor, inviernos más crudos, incrementos en el nivel del mar, fracturas de glaciares, mayor cantidad de incendios forestales, deshielo de las masas polares, lluvias torrenciales, inundaciones, entre otras.
Los expertos en el tema advirtieron que la temperatura del planeta está aumentando y que esto sucedió por las actividades industriales, por la quema de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas) que se usan para producir energía; estas liberan gases de efecto invernadero (CO2) a la atmósfera, y esto fue lo que condujo a las alteraciones meteorológicas. Es uno de los problemas más graves entre los que terminan afectando nuestra alimentación; los ecosistemas son los más perjudicados por estos cambios.
Si bien buscarle una solución a dicho problema es imposible por la evolución en la que se encuentra, tomando las medidas necesarias podemos retrasar los efectos o tratar de que los hechos naturales sean menos dañinos. Una medida puede ser en primer lugar el reciclaje, en el que se reutilizan productos o materiales obtenidos de residuos. En segundo lugar, detener la deforestación, lo cual sería de gran ayuda contra el calentamiento global. No es un dato menor el tratar de evitar comprar productos envasados. Otra vía cotidiana es dejar de fumar, ya que esa práctica aumenta el efecto invernadero; crear paneles solares para generar energía eléctrica, entrar la basura los días de lluvia. Y por último, uno de los más importantes es reducir el consumo de energía eléctrica, que causa un gran daño en la atmósfera.
Argentina ya se vio afectada a estos cambios, ya que en algunas provincias como Formosa, Corrientes, Chaco, etc., han padecido de las altas temperaturas que llagaban a los 50º C, muy altas a comparación con las de los últimos tiempos. Esto apareja grandes sequías; diciembre de 2015, para algunas provincias, fue el mes más seco de los últimos cuatro años y la falta de lluvia afectó seriamente a la agricultura. No solo el Norte fue perjudicado: la Patagonia también lo sufrió, por el derretimiento de los glaciares. Estudios científicos aseguran que se derritieron de manera drástica en las últimas décadas, diez veces más por lo menos. Este resultado se suma a registros de temperatura que sugieren que la Tierra se ha estado calentando a pasos agigantados desde los años 1980.
En otros lugares del mundo como Europa, en el año 2003 las olas de calor extremo causaron más de 20.000 muertes y más de 1.500 en la India.
Se pronostica que en el año 2050, una parte del mundo se verá afectada por un aumento del 10% en el suministro de agua terrestre. En el 2080, el precio de los alimentos aumentará alrededor de un 3% a un 86%. Y lo más importante es que habrá un incremento de problemas de salud, como enfermedades trasmitidas por agua contaminada, por las bajas y altas temperaturas.
Yanina Díaz, Daniela Gamarra, Micaela Pérez y Micaela Romero.