“El Roña”, como se lo apodaba en Caleta Olivia, su ciudad natal, tuvo un camino intenso mucho antes de ser un boxeador consagrado mundialmente, y durante su carrera, esa intensidad no disminuyó hasta el punto de llegar al máximo de las posibilidades naturales de un ser humano.
En una entrevista exclusiva, «Locomotora” cuenta cómo llegó a la cima del boxeo mundial, su carrera y su vida fuera del ring. Además, analiza el boxeo nacional y su especial recuerdo por Muhammad Alí.
– ¿Cómo fueron tus comienzos en el boxeo?
– No fue nada fácil, comencé a pelear a los 14 años, hice 128 peleas como amateur. Mis comienzos fueron muy duros. Peleé mucho y pasé por demasiadas cosas, rivales muy difíciles, representar a la Argentina en el seleccionado, todo fue una lucha constante. Recién a los 18 me pude convertir en profesional y aunque me costó llegar a campeón del mundo, lo pude lograr.
– ¿Cuáles fueron los mayores inconvenientes que tuviste que atravesar hasta llegar a ser un boxeador consagrado?
– Al principio cuesta hacer ese paso al ring, de chico era un pibe que le gustaba pelear en la calle, pero por suerte este deporte me sacó de ese lugar y me dio todo, si bien no me drogaba ni nada, era una mala persona.
– Y previo a comenzar a pelear o cuando recién arrancabas, ¿tuviste algún tipo de inspiración? ¿Algún referente?
– Cuando empecé en el deporte no tenía ni la menor idea quiénes peleaban, no veía boxeo. Después, cuando fui entrando en este mundo sí, me gustaba mucho el estilo de la “Pantera Tucumana” Saldaño, que terminó siendo mi ídolo.
Siendo sincero, al principio no lo tomé como un deporte concretamente, sino como un lugar donde podía salvarme, salir de donde estaba y ganar dinero.
– ¿Siempre pensaste que podías llegar a donde llegaste?
– Yo digo que fui un iluminado, porque si bien me encantaba pelear y lo hacía todas las semanas, nunca creí que podía llegar hasta la cima y ser campeón del mundo. Era muy “vagoneta” para entrenar en el gimnasio. Por eso digo que tuve suerte.
– ¿Te pusiste a pensar, que diferente hubiera sido tu vida si no te hubieses consagrado en el boxeo?
– Hubiera sido una vida imposible y complicada, porque andaba demasiado en la calle y con el tiempo iba a entrar en lugares que no me iban a hacer nada bien. Nunca pensé que iba a ser un “grande” como fui y no solo eso, pude ayudar a mi vieja y a mis hermanos dándole una casa a cada uno de ellos.
– Hay un combate muy recordado por la forma en la que lograste retener el título mundial. ¿Qué quedó de la pelea con Jackson en el 1994?
– Hubo muchísimas peleas buenas, pero creo que esa, para el público en general, fue la más atractiva. Siempre fui un guerrero del ring y no me importaba la que venía o a quien tenía enfrente. Esa pelea no fue nada buena, no la disfruté. Él me pegó mucho, me lastimó realmente y si volviera a nacer no me gustaría repetir esa pelea y que me caguen tanto a piñas (risas).
Ese golpe lo catalogué como “La mano de Dios” porque lo saqué del cielo y lo pude tirar a la lona. Después se levantó dos veces más, pero lo pude noquear. El recuerdo de ese combate no es muy agradable a pesar del triunfo. Cada vez que me acuerdo me duele la cara de la cantidad de golpes que me pegó.
– ¿Cómo fueron las repercusiones luego de esa “batalla” en México?
– Esa pelea tuvo una gran repercusión. Con esa pelea me gané el respeto de todos en el país, dentro y fuera del boxeo
– Saliendo de tu carrera y tomándote como un referente, ¿cómo ves al boxeo argentino en la actualidad?
– No quiero mentir, desde que dejé, nunca más volví a mirar boxeo, lo hago muchas veces por obligación cuando me invitan a alguna velada, pero si es por mí, no veo peleas.
Actualmente, me gustan mucho los hermanos Castaño, son muy buenos boxeadores y lo están haciendo muy bien en Estados Unidos.
Antes estuvieron Maidana y Matthysse. El “Chino” la hizo bien porque supo qué peleas pelear, ganó mucha plata y se salvó. En cambio, Lucas (Matthysse) me defraudó porque cuando tuvo que ir a pelear por el título del mundo, le pegaron en los ojos y no pudo seguir, si a mí me pegaban en los ojos y veía sangre, más ganas tenían de ganar.
– A días del fallecimiento de unos de los más grandes de la historia del boxeo, quizás el más grande, Muhammad Alí, ¿qué opinión te merece este gran boxeador?
– Fue el mejor, un grande del boxeo mundial, era peso pesado pero en sus movimientos parecía un mediano. Peleó con todos y les ganó a todos, su recuerdo va a ser inolvidable no solo para los americanos, sino para el boxeo en general, porque cada vez que se subía al ring, demostraba que todo lo que él anunciaba previamente lo lograba. No habrá otro como él.
Di Nisio, Gundin, Seminara, Uscalovsky