Según un informe del Clean Air Institute (organización que se encarga de analizar los niveles de contaminación en todo el mundo), en Latinoamérica hay cien millones de personas que están expuestas a niveles de contaminación atmosférica que superan los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que 70.000 latinoamericanos mueren al año por su causa.
Brasil, según dicho informe, lidera el ranking de los más contaminados de la región, con 24.000 muertes al año por esta causa. Y es que, sólo en la ciudad de San Pablo, fallecen anualmente 4.600 personas a causa del aire contaminado, el triple de las muertes provocadas por accidentes de tráfico.
México (con alrededor de 15.000 fallecimientos cada año) y la Argentina (10.000 muertos) son el segundo y tercer país en número de víctimas de la contaminación. Aunque también existe en ciudades como Lima, La Paz, Bogotá y Santiago de Chile.
Además de la muerte precoz, la contaminación atmosférica produce numerosas consecuencias a corto plazo sobre la salud de las personas, ya que aumenta el riesgo de desarrollar patologías del aparato respiratorio, como la neumonía y el cáncer de pulmón, o enfermedades cardiovasculares.
En el caso de los países emergentes ha aumentado rápidamente el número de vehículos, que por lo general tienen motores anticuados que emplean combustibles de mala calidad, mientras que carecen de normas que regulen las emisiones contaminantes. Por ello, y en paralelo al crecimiento económico, la OMS considera que es necesario que tomen medidas para proteger la salud de la población.
Las autoridades de Santiago de Chile decretaron en estos últimos días una alerta ambiental por la mala calidad del aire, según informaron medios locales. Esta fue la primera alerta del año, e implica la restricción de circulación de vehículos sin sello verde con placas que terminan en 0 y 9, entre las 7:30 y las 21:00 horas locales. Tampoco podrán encender algún tipo de calefactor a leña. Y también se les prohíbe realizar quemas agrícolas y no recomiendan las actividades recreativas al aire libre, especialmente en establecimientos educativos. Además, los carabineros, la autoridad sanitaria y el Ministerio de Transporte reforzarán las acciones de fiscalización de las fábricas, chimeneas domiciliarias y la restricción vehicular.
Santiago de Chile es una de las capitales más contaminadas de América Latina, principalmente en otoño e invierno, ya que está cubierta por una gruesa capa de suciedad de color gris (llamada smog) que no se mueve porque está atrapada entre el cordón montañoso de la cordillera de los Andes y los cerros que rodean la capital chilena.
En el caso de nuestro país, la OMS informó que en Buenos Aires hay un elevado número de partículas contaminantes en la atmósfera. El informe afirma que en la capital de nuestro país se supera en un 30% el nivel máximo y saludable de las partículas que contaminan. Éstas provienen de los gases que producen los vehículos, las centrales termoeléctricas y las industrias.
Para realizar el documento, la OMS utilizó los datos que recabaron tres estaciones de monitoreo, que fueron ubicadas en La Boca, Barrio Norte y Parque Centenario en el año 2010. Las máquinas analizan el nivel de partículas de 10 micrones de diámetro, que pueden alojarse en la tráquea o en los bronquios de las personas.
En Buenos Aires se registran moléculas de 26 microgramos por metro cúbico como promedio anual, cuando el nivel máximo recomendado que pueden tener éstas es de 20 microgramos por metro cúbico. Asimismo, según la OMS, el 80 % de la población de las grandes ciudades mundiales no respira aire saludable.