Por primera vez en 15 años, se realizó una movilización unitaria al Ministerio de Educación y a la Plaza de Mayo. Están tomadas las facultades de Filosofía, Sociales y Psicología de la UBA. Fue una de las protestas universitarias más grandes de los últimos 15 años. Comenzó en Plaza Houssay y se extendió hasta el Ministerio de Educación, y de allí a la Plaza de Mayo. Con sueldos y un presupuesto rezagados desde hace años, los seis gremios docentes fueron al paro y se movilizaron junto a las representaciones estudiantiles, el claustro de graduados y personal no docente de todo el país por el centro porteño para rechazar el aumento del 31% propuesto por el Gobierno y exigir más fondos para las casas de estudios.
El acto comenzó con la lectura de un documento que, según explicó Eduardo López, secretario general de Ctera, constaba de tres puntos: aumento de presupuesto educativo, el boleto educativo y la derogación de la ley de educación superior. La comunidad universitaria considera que está en proceso un duro ajuste presupuestario en las instituciones de enseñanza superior. La UBA es donde más se siente la protesta. Las entidades sindicales plantean como insuficiente la propuesta de suba salarial presentada por el Ministerio de Educación que, si bien es del 31 por ciento, hasta octubre el aumento en los haberes será del 20 por ciento. La última cuota con el 11% restante se pagará recién a fin de año, en el mes de diciembre.
En la postura confrontativa con el Gobierno coinciden los seis sindicatos docentes universitarios: Conadu (CTA-Yasky), Fedun, UDA (ambas alineadas con CGT Caló), y Conadu Histórica (Izquierda, nucleada en el CTA-Micheli), Ctera (Yasky), y Fagdut (docentes de la UTN).
A lo largo de estas semanas, las clases públicas, paros y medidas de fuerza crecieron en todas las universidades del país, con protestas en la Capital Federal, Mendoza, Córdoba, Entre Ríos, Santiago del Estero, Santa Fe, entre otros lugares. En la Ciudad de Buenos Aires fue habitual ver estos días lecciones abiertas con alumnos y docentes de la UBA en las calles, plazas, estaciones de trenes y subte en las zonas aledañas a las facultades.
La escalada del conflicto y la amplitud de la adhesión provocaron la reacción de parte del gobierno nacional. El ministro de Educación, Esteban Bullrich sentenció que «No hay crisis en el sistema universitario». Sin embargo, aclaró: «Nosotros recibimos un sistema endeudado en 3000 millones de pesos»; y añadió que «el presupuesto votado para las universidades sufrió modificaciones, ya que tuvimos que usar recursos para girar los tres meses de retraso que recibimos de la gestión anterior y el refuerzo del 2015 que no se había pagado».
El rector de la UBA, Alberto Barbieri, elogió a través de un comunicado los esfuerzos del ministro para asignar ese dinero, y dijo que apoya y comprende el reclamo de docentes, no docentes y estudiantes. También aseguró que están garantizadas las obras pendientes en las facultades de Sociales y Filosofía y Letras, así como el llamado a licitación de las obras de electricidad en Medicina, la ampliación del edificio de Psicología y la biblioteca de Ciencias Económicas.
Por otro lado, también se alzaron voces en contra de la propuesta del Gobierno: «El aumento es insuficiente. No alcanza para cubrir el pago de los servicios públicos. Luego de los aumentos, sólo en la UBA se necesitan más de $80 millones para pagar los servicios», declaró Glenn Postolski, decano de la Facultad de Ciencias Sociales. De esta manera la polémica sigue abierta y promete nuevos capítulos.