El monóxido de carbono (CO) es un gas venenoso, pesado, inodoro e incoloro que surge producto de la combustión incompleta de medios como leña, kerosene, alcohol, gas oil, carbón de leña y nafta. Los problemas son más frecuentes en épocas de bajas temperaturas, ya que se suelen utilizar esos medios para dar calor, por lo que las intoxicaciones, dependiendo la gravedad, pueden ser mortales.
Como alternativa a los artefactos de calefacción que se utilizan a gas, existen los radiadores de hierro o aluminio, los cuales se sirven de agua muy caliente o vapor de agua para su funcionamiento. Si bien necesitan de una caldera ubicada en el departamento o el edificio, propiamente en el ambiente donde se encuentre la persona no se corre el riesgo de inhalar el CO.
Calculan que dependiendo del tamaño del hogar, la temperatura dentro del mismo en el invierno de este año usar una sola estufa costará 200 $ por mes. Por lo que para evitar gastar esta cantidad de dinero, por ejemplo, alumnos de la Escuela Técnica Nehuen Peuman de Bariloche en conjunto con la Escuela Técnica EPET 21 de San Martín de los Andes, con la ayuda del CONICET, el INTI, entre otros organismos proponen un proyecto llamado “Estufa SARA” (Estufa Social Argentina de alto Rendimiento). Está pensado para reducir el consumo de leña, lo que permite cuidar a las personas en situación de vulnerabilidad además de brindar una solución concreta para los barrios carentes de suministros de gas y/o electricidad.
Según un informe de Silvina Malni, médica encargada del Servicio de Neumología del Hospital Alemán, “la inhalación de este gas provoca que se sustituya la labor del oxígeno en nuestra hemoglobina (hemoproteína) que transporta la sangre en los glóbulos rojos, lo que evita que esta llegue a nuestros tejidos”. Consecuentemente, la falta de éste da como resultado efectos adversos en órganos como el corazón, el cerebro y los pulmones. Los síntomas pueden ser dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, pérdida de conocimiento junto con alteraciones visuales, entre otros. Las señales pueden variar de un individuo a otro.
Juan Carr, titular de la organización benéfica Red Solidaria, explica que en el primer semestre de 2015 este mal causó el deceso de 56 personas, mientras que la influenza en las provincias mató a otras 23; y a causa de las bajas temperaturas, fallecieron cuatro personas.
La mayor parte de los decesos se debe al mal funcionamiento de las estufas o calderas para calentar los hogares, lo que genera intoxicaciones en las personas que se encuentran en ambientes con mala o nula ventilación; es por eso que este gas genera envenenamiento o hasta muertes sin aviso.
Algunas medidas para prevenir este mal son: controlar las instalaciones además del buen funcionamiento de artefactos, examinar las salidas externas de hornos, calefones, estufas calderas para asegurarse que estén permeables y en buen estado, y no arrojar materiales plásticos o metálicos porque estos desprenden gases que contaminan el ambiente.
Es muy importante la prevención, por lo que es recomendable, además, no utilizar para calefaccionar este ambiente elementos que eliminen este gas, por lo que en el caso de su uso se deben ventilar los ambientes para favorecer la circulación de aire junto con disminución de concentración de CO en dichos ambientes.