La innovación en el campo de la tecnología, incontenible, presenta por estos tiempos una creación que generará un cambio radical en varias actividades: las impresoras 3D. Pero, ¿qué son estas máquinas? Desde hace años conocemos las típicas impresoras que reproducen un texto y/o imagen a colores plasmados en un papel, pero esta novedosa creación se va a ocupar de reproducir zapatos, ropa, partes de automóviles, alimentos, joyas y hasta prótesis médicas y órganos del cuerpo, entre otras cosas.
Contar con una de ellas en casa simplificaría varias actividades de la vida cotidiana. Sólo con sacarle una foto al objeto a replicar, enviarla por mail a una computadora, especificar en las pantallas las medidas y el material deseado y apretar un botón, automáticamente se obtendría el objeto deseado.
Hoy en día los usuarios más exigentes de las impresoras 3D son los arquitectos, diseñadores e ingenieros. Estos las utilizan para la elaboración y copia de maquetas, escenografías y confecciones de diseños, obteniendo no sólo el beneficio de ahorrar tiempo de producción –se acorta marcadamente el proceso de elaboraciones- sino también perfección en la terminación de dicho objeto.
Las impresoras saltaron a la notoriedad en 2013, cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se refirió a ellas en el tradicional Discurso del Estado de Unión al Congreso. Ya son varios los países en los que están saliendo a la venta objetos producidos bajo el mecanismo 3D, aunque al tratarse todavía de algo de reciente salida al mercado, no todos pueden tener su propia máquina por el alto costo que implica conseguirla. Con el tiempo, se supone que la demanda de dichos aparatos será mayor, hasta que progresivamente quedarán más al alcance del común de la gente.
La NASA no se quedó atrás en la tendencia. Las implementaciones de estas maravillas en sus naves espaciales están pensadas para ofrecer la posibilidad de tener piezas de recambio en el espacio, sin tener que esperar a que llegue el repuesto desde la Tierra. Además, según referentes importantes en el sector de la industria, se aproxima algo así como una «nueva revolución industrial”.
El costado polémico de este avance radica en que trabajadores y empresas manufactureras quedarán relegados debido a este proceso de industrialización. Un problema común a cada nuevo paso de la tecnología.