La formoseña Marcela Acuña volvió a pelear tras de casi 2 años de inactividad y se quedó
con el título mundial pluma interino de la AMB que se encontraba vacante, tras vencer por
puntos a la neuquina Mayra Gomez en un combate de 10 asaltos que se llevó a cabo
en la Federación Argentina de Boxeo.
Sábado por la noche y el barrio porteño de Almagro volvió a respirar boxeo del bueno. Gradas
llenas, humo, luces, cámaras, familia, periodistas, figuras del boxeo y la mítica federación
vestida de gala, fueron testigos de la vuelta con casi 40 años de la mayor exponente del boxeo
femenino argentino. Todos, absolutamente todos los que se acercaron a Castro Barros 75
anhelaban verla victoriosa.
Salió al ring con una sonrisa, disfrutando del momento, con su hija en brazos, su hijo Josué a la
derecha y con su marido Ramón Chaparro que, como en toda su carrera, le cubrió la espalda.
Sabe que tiene mucho más para perder que para ganar con esta vuelta al cuadrilátero, pero no
se amedrenta: “me desafío a mí misma”, resumió la campeona.
La Tigresa se afianzó poco a poco y a medida que transcurrieron los rounds fue encontrando
su refinado y característico estilo boxístico. De principio a fin, fue amplia dominadora del
cuadrilátero, pudo conectar buenos golpes, no sufrió mayores sobresaltos y de esa manera
obtuvo la victoria número 43 de su carrera en fallo unánime. Del otro lado no había ningún
«paquete». La esperó Mayra “La Guapa” Gomez (17-05- 0), quien supo ostentar, en el pasado, el
título Latino Gallo de la OMB e hizo una muy digna pelea. Luego de la campana final tuvo un
gesto de admiración hacia Acuña: la abrazó y le agradeció por darle la oportunidad de pelear
con ella.
La historia de este deporte indica que se puede seguir boxeando con más de 40 años. Hay
muchos ejemplos, varios de esos campeones mundiales, como los norteamericanos Archie
Moore y Saoul Mamby (peleo hasta los 61) o el mexicano Luis Villanueva Páramo.
En estos últimos años, Acuña dividió su tiempo entre el baile, su actividad política y el boxeo.
En 2009 fue convocada por Marcelo Tinelli para participar en su programa Bailando por un
sueño y, justamente, cumplió el sueño de su madre, quien desde chica, deseaba que fuera
bailarina.
Como pionera en el boxeo femenino argentino (licencia número uno a nivel nacional) se
encargó de enaltecer a la mujer como tal. A fuerza de golpes, con sus puños enguantados
como única herramienta se hizo un lugar destacado y su nombre quedó escrito para siempre
en un deporte tradicionalmente de hombres. Respetada por todos fue nombrada
“Embajadora del Deporte del partido de Tres de Febrero”, lugar donde reside actualmente.
Lucas Seminara
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